Un año después, Ferrer volvió a sonreír con un trofeo entre los brazos. Tras 7 finales consecutivas en 2013 en las que hincó la rodilla ante sus rivales (París, Valencia, Estocolmo, Roland Garros, Oeiras, Miami y Acapulco), el tenista alicantino consiguió resarcirse y reeditar el título de Buenos Aires por tercera vez, en su cuarta final consecutiva (2010, 2012, 2013 y 2014 –no jugó el torneo en 2011-).
Llegó de rebote, casi por casualidad, invitado por el
director del torneo tras la baja de Nadal, quien no se encontraba todavía
completamente recuperado de su lesión. Y partido a partido fue encontrando la
luz y dejando atrás las sombras y los miedos que lo habían apartado de los
títulos durante 12 meses. De hecho, cada ronda que avanzaba fue jugando mejor y
venciendo con mayor contundencia sus partidos, a medida que aumentaba,
paradojicamente, el nivel de sus rivales: Máximo González, Santiago Giraldo,
Albert Ramos, Nico Almagro y Fabio Fognini en la final. No cedió ni un solo set
en todo el torneo
Es más, la victoria sobre Fognini no es baladí. El italiano
venía encadenando una excelente racha sobre tierra batida, pues había salido
victorioso en 23 de sus últimos 24 duelos en esta superficie. Pero Ferrer cortó
en seco la progresión del tenista de San Remo y se encaramó hasta el título, lo que le ha supuesto de postre volver al número 4 del ránking mundial, en detrimento de Del Potro, que cae a la quinta posición.
“Espero estar el año que viene también. No prometo ganar ni
llegar a la final, sólo lucha y sacrificio”. Sus palabras tras la conquista de
este título son la muestra más significativa de lo que es un tenista humilde y
trabajador, forjado a base de duras batallas, sin que nadie le haya regalado
nada.
Tras romper con su entrenador de toda la vida, Javier Piles,
al inicio de esta temporada y buscar una nueva etapa de la mano de José Altur,
había vuelto el Ferrer más vehemente sobre la pista, el que a cada fallo que
comete llena su boca de improperios hacia sí mismo. Es su manera de liberar
presión, de destensarse, si bien es cierto que no es bonito para el espectador
ni para el espectáculo del tenis. Todavía le hace falta un poco más de calma. En ese sentido, Altur tiene un gran trabajo por delante, pero seguro que este
título en Argentina le trae nuevos y buenos aires para encarar esta nueva temporada.
El regreso de los M&M
En la categoría de dobles, Marcel Granollers y Marc López (los M&M) se alzaron con el título en Buenos Aires tras 15 meses de sequía (su último título fue el Masters de Dobles en 2012) y una temporada de altibajos en 2013, en la que no llevaron ninguna nueva copa a sus vitrinas y solo alcanzaron la final en Cincinnati.
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