2 de julio de 2013

Boring Tuesday

Wimbledon es, por excelencia, un torneo de tradiciones. Los jugadores juegan de blanco impoluto, tanto es así, que incluso se les podría sancionar si no cumplieran la norma a rajatabla. Los árbitros visten ropa tradicional, perfectamente diseñada, a juego con el resto del escenario. El césped de las pistas está a la altura idónea el primer día de torneo; los asistentes circulan con corrección por el interior de las instalaciones, sin prisas, en orden. La limpieza es sello de distinción

En principio, nada se sale del guion. Sólo se juega un domingo, el segundo del torneo, reservado para la final masculina. El primero, el Middle Sunday es un día de descanso. Sólo se ha utilizado 3 veces en la historia (1991, 1997 y 2004) cuando la lluvia retrasó sobremanera el torneo. Pero muchas veces, ni con retraso, se ha optado por dar luz verde a la utilización de esta jornada de asueto.

Tras el Middle Sunday, llega el Manic Monday, donde se acumulan los octavos de final tanto en categoría masculina como femenina: 16 partidos individuales en 24 horas de una intensidad tremenda. Y, si las circunstancias se dan como deben, 16 grandísimos encuentros donde los favoritos ya van encontrando rivales de nivel. Este año, en cambio, los buenos duelos destacaron por su ausencia (excepto, quizá, el Djokovic-Haas o el Williams-Lisicki).

Lesiones, caídas, retiradas, eliminaciones prematuras están convirtiendo esta edición de Wimbledon en un calvario para los organizadores, que tratan de vender como pueden algo que no existe. Si bien en el cuadro masculino queda algo digno por ver -han salvado los muebles Djokovic y Murray, que jugarían una hipotética final-, en el lado de las mujeres ha quedado un maltrecho y lamentable cruce de cuartos de final. 

Ya tuvimos este año un Dark Wednesday, y ahora del Manic Monday hemos pasamos al Boring Tuesday: Lisicki-Kanepi, Radwanska-Li, Stephens-Bartoli, y Kvitova-Flipkens. En un país donde las apuestas están a la orden del día, si alguien hubiera optado por estos nombres al principio del torneo se hubiera hecho multimillonario. La eliminación ayer de Serena Williams ante la alemana fue el colofón de un cúmulo de despropósitos, que se inició con la derrota de Sharapova y la retirada de Azarenka.

Sólo nos queda esperar que las sorprendentes jugadoras que han alcanzado este Boring Tuesday den un dichoso espectáculo a los contrariados aficionados que acudan al All England Lawn Tennis and Croquet Club a “disfrutar” de dichos partidos. Este torneo nunca está exento de sorpresas, unas veces positivas, otras no tanto. Ya se sabe, “this is Wimbledon

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