19 de febrero de 2013

Déjà vu, la Williams vuelve a reinar


Lo reconozco, soy muy fan de las Williams, de Serena más que de Venus (quizá por ser también el hermano pequeño), pero de las dos en general. Lo soy desde 15 años, en el 98, cuando empezaron a ganar torneos. Y por lo que parece, voy a tener que seguir siéndolo durante algún tiempo más, ya que la menor de las hermanas, con 31 años, se ha vuelto a encumbrar como número uno del tenis mundial tres años después.

Ya son varios años en los que el tenis femenino no destaca por su brillantez. Esto es una opinión personal, pero corroborada y compartida por muchos seguidores y amantes del tenis. Ya hace mucho tiempo que no hay unas figuras claras que destaquen, que dominen el circuito, y que marquen la senda de la calidad tenística en féminas, algo que sí ocurre en el tenis masculino con los Djokovic, Nadal, Federer, Murray e incluso Ferrer. En chicas, la regularidad brilla por su ausencia.

Wozniacki triunfo durante dos años sin ni siquiera haber ganado un torneo del Grand Slam; Azarenka parece que puede ser la nueva lideresa; de hecho, está invcita esta temporada (campeona en el Australian Open y Doha), pero las condiciones del ránking han hecho que, pese a ganar la final del torneo a Serena, haya claudicado al frente de la clasificación.

Las Williams nunca se van del todo, siempre vuelven. Aparecen y desaparecen, estrellas intermitentes. Parecido ocurre con Sharapova. Deslumbró al mundo ganando a la propia Serena en la final de Wimbledon en 2004, pero nunca ha conseguido agarrarse con firmeza al cetro mundial, escurridizo para el tenis con falda. Ahora tenemos a Radwanska, Na Li, Kvitova, Kerber... nada que ver con los nombres que dominaban el tenis mundial en las décadas pasadas, que marcaban pugnas y duelos míticos.Algo pasa en el tenis femenino cuando tiene que volver una Williams a dominar el cirucuito. No verlo es de ciegos.

En España ocurre parecido, el tenis femenino también está en declive tras las salidas de Arantxa y Conchita. Arantxa y Conchita... sin sucesoras desde hace lustros. No hay una raqueta que pueda mantenerse firme ni siquiera entre las 30 primeras del mundo. Por desgracia para ellas, son ahora los chicos los que marcan el paso. Las comparaciones son odiosas, lo sé, pero en un país acostumbrado a llegar a las rondas finales de los Grand Slams o a los títulos en Copa Davis, el hecho de contar con un reflejo en chicas se hace más que evidente.

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